julio, 2024

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Bolivia: La acción del CICR por las personas privadas de libertad

Bolivia: La acción del CICR por las personas privadas de libertad

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) apoya el fortalecimiento del sistema penitenciario en Bolivia desde 2013 para ayudar a mejorar las condiciones de detención y trato de las personas privadas de libertad.

Actualmente, en el marco del Convenio Interinstitucional (2022-2027) con el Ministerio de Gobierno, el CICR promueve la inclusión de buenas prácticas penitenciarias y contribuye a la mejora de las condiciones de detención de las personas privadas de libertad, en estrecha coordinación con la Dirección General de Régimen Penitenciario de Bolivia (DGRP).

También, el CICR apoya y brinda asesoría para la formulación y difusión de los documentos de gestión penitenciaria, como los protocolos de atención para las áreas de trabajo social, psicología y legal (clasificación de personas privadas de libertad) dirigidos al personal de tratamiento de la DGRP. En otras ocasiones, el apoyo se ha enfocado en la gestión de riesgos de incendios en un centro de detención específico.

Una preocupación principal es el mejoramiento de las condiciones de detención a través de las obras de infraestructura de agua, saneamiento y habitabilidad, u otro apoyo puntual. A través de los años, varios establecimientos de detención han recibido este apoyo para obras determinadas, siempre con el enfoque de apoyar a las personas más vulnerables dentro de la población penitenciaria del penal específico, como las personas con problemas de salud mental, los nuevos ingresos, entre otros. Durante los últimos años, varios penales han recibido este apoyo, entre ellos, los penales de Chonchocoro, San Pedro y Miraflores, en La Paz; El Abra y San Sebastián Mujeres, en Cochabamba, y Palmasola, en Santa Cruz.

El CICR también apoya el fortalecimiento de los servicios de salud en los penales, a través de un diálogo técnico con el personal de salud y donaciones puntuales. Estos últimos han incluido la donación de muebles especializados para guardar las historias clínicas de las personas privadas de libertad, reforzando así la aplicación de los principios de ética médica, y la asistencia a diferentes establecimientos de detención a nivel nacional en materiales de limpieza, desinfección, protección y tanques de oxígeno durante la pandemia de Covid-19.

Bolivia: El reto de acceder a agua potable entre sequías e inundaciones

Bolivia: El reto de acceder a agua potable entre sequías e inundaciones

Bolivian Red Cross visits with livestock herders whose alpacas have died due to prolonged drought.

La Cruz Roja Boliviana visita comunidades donde muchas llamas han muerto debido a la prolongada sequía.

Foto: IFRC

En el último año, la población boliviana ha tenido que hacer frente a inundaciones devastadoras, al año más caluroso y la mayor sequía de toda su historia.

Más de dos millones de personas sufrieron los efectos de la falta de lluvia, mientras que las tormentas dejaron más de 50 muertes y 430 mil personas afectadas.

Estos datos parecen confirmar lo que hace tiempo anunciaba la ciencia: Bolivia es el país más vulnerable a la crisis climática en América del Sur.

Sequías prolongadas

 La frecuencia e intensidad de los episodios de sequía es cada vez mayor tanto en el altiplano como en las llanuras del país. En 2023, llegó el período seco más prolongado de su historia, consecuencia de las altas temperaturas y la crisis climática, intensificada por el fenómeno de El Niño.

En siete de los nueve departamentos de Bolivia (La Paz, Potosí, Cochabamba, Oruro, Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz), cerca de dos millones de personas vieron como la falta de lluvia secaba sus campos, agotaba sus ahorros y lastimaba su salud física y mental.

Los efectos fueron particularmente graves en las zonas rurales, donde los ingresos y los empleos dependen de la agricultura y la ganadería de camélidos, ovejas y vacas. Los reservorios de agua se secaron por completo, las cosechas de papa y otros alimentos básicos se perdieron; y las llamas y las alpacas empezaron a enfermar e incluso a morir de sed.

“Cada vez que muere una llama, aparte de la pérdida emocional, estamos perdiendo como $100 USD, el equivalente a lo que necesitamos para vivir un mes en nuestro sector”, narra Evaristo Mamani Torrencio, vecino de Turco, en el departamento de Oruro

“Por familia más o menos perdemos entre 15-20 llamas. Es bastante dinero y eso es una pérdida no solamente para la comunidad, es una pérdida para el pueblo, porque de ahí viene el dinero para comprar nuestras cosas en Oruro. Si no hacemos ese movimiento económico y si no tenemos recursos, entonces simplemente no vamos a mover el mercado.”

Una llama solitaria observa lo que queda de agua en un pozo que se ha reducido a poco más que un charco debido a una sequía sin precedentes en Bolivia.

Una llama solitaria observa lo que queda de agua en un pozo que se ha reducido a poco más que un charco debido a una sequía sin precedentes en Bolivia.

Foto: IFRC

La escasez de agua puede provocar restricciones de uso, aumento en su precio y disminución en la calidad. Esto reduce la frecuencia de hidratación, debilita las medidas de higiene y aumenta la propagación de enfermedades estomacales e infecciosas.

En casos como el de Evaristo y otras comunidades apoyadas por la Cruz Roja Boliviana, el largo tiempo que toma la recuperación tras la sequía, también puede llevar a las familias a tomar decisiones con efectos irreversibles sobre su vida, como vender su tierra, endeudarse o migrar.

Inundaciones devastadoras

Mientras tanto, en otras partes de Bolivia, las repentinas inundaciones también están afectando gravemente al acceso de la población al suministro de agua potable. El pasado 27 de febrero el nivel del río Acre en la ciudad de Cobija, frontera con Brasil, superó su máximo histórico y provocó la inundación de 16 sectores urbanos y 3 comunidades rurales.

La Cruz Roja Boliviana responde a las devastadoras inundaciones en la ciudad de Cobija, en febrero de 2024.

La Cruz Roja Boliviana responde a las devastadoras inundaciones en la ciudad de Cobija, en febrero de 2024.

Foto: Cruz Roja Boliviana

“Los deslizamientos asociados a las precipitaciones en el 90% del país, contrastan con una progresiva disminución anual de las lluvias registrada por Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología en los últimos años”, comenta Julian Pérez, Coordinador de Programas y Operaciones de la IFRC en los países andinos.

“Algo que preocupa a la IFRC es que ambos eventos, sequías e inundaciones, tienen severos impactos a largo plazo en la comunidad, afectando la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y generando déficit hídrico y desnutrición”.

Además de los daños en los campos e infraestructura, la población enfrenta ya casos de dermatitis, infecciones respiratorias y diarreas, mientras se prepara para evitar enfermedades transmitidas por mosquitos.

“Sólo en el primer trimestre del 2024, Bolivia ha registrado un total de 11.000 casos de dengue”.

La Cruz Roja Boliviana se reúne con comunidades locales afectadas por sequías extremas y prolongadas.

La Cruz Roja Boliviana se reúne con comunidades locales afectadas por sequías extremas y prolongadas.

Foto: IFRC

Cruz Roja Boliviana en acción

En ambos casos extremos, el acceso a agua potable y a servicios esenciales es vital para mantener la salud y evitar la propagación de enfermedades.

Con apoyo de la Cruz Roja Boliviana y del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (IFRC-DREF), 6.500 personas afectadas por las sequías e inundaciones podrán protegerse de enfermedades, hacer un uso seguro del agua y decidir cómo recuperarse, al recibir dinero en efectivo para atender sus necesidades más urgentes.

“Bolivia necesita urgentemente implementar medidas de adaptación al cambio climático, como la reforestación y la construcción de infraestructuras adecuadas, así como mejorar el sistema de alerta temprana y apoyar los esfuerzos del Estado para fortalecer la gestión de desastres”, concluye Pérez.